jueves, 17 de febrero de 2011

Ciutadilla: IX Encuentro de Grupos de Recreación Medieval

Cartel del evento de Ciutadilla 2011 con la foto de uno de los integrantes del Clan Hávamál

El castillo de Ciutadilla es una antigua fortaleza medieval del s. XI con elementos posteriores románicos y góticos, transformada en el s. XVI en un palacio renacentista, al menos la parte alta de la torre del Homenaje fue construida en esta época.
La primera referencia escrita es del 1029, cuando una sentencia arbitral habla de las murallas del castillo del señor jurisdiccional de la zona: Guerau de Guimerà.
Del s. XIII hay notificación de los pleitos entre los Srs. de Ciutadilla y de Nalec por los derechos sobre las aguas del río Corb. En 1358 se nombra Gispert de Guimerà como señor de Ciutadilla y el mismo linaje queda unido a este señorío hasta finales del s. XVII.
Ramon de Guimerà tuvo una destacable participación por parte catalana en la "Guerra dels Segadors" y como mediador para el tratado con Francia. En 1702 tiene el dominio de Ciutadilla Josep de Meca-Caçador por parte de su mujer y se convierte en marqués de Ciutadilla.

Es a principios de Mayo cuando Ciutadilla retorna a sus orígenes mediante un mercado de productos artesanales y un encuentro recreacionista medieval "multi-época" (siglos X - XIV) participando grupos venidos de toda la geografía española, en el que se realizan campeonatos de esgrima y tiro con arco, combates medievales y juergas en la cantina.

Punto de encuentro, sin lugar a dudas!!!

Situación: Pulsa aquí para ver mapa 
Pagina Web: Ciutadilla Medieval 
Programa: PDF

domingo, 6 de febrero de 2011

El Gorro Vikingo: Instrucciones

Un poco de historia: El gorro del siglo VI al siglo X

 

En los primeros tiempos de la Edad Media, los francos implantaron un traje sencillo del cual formaba parte un gorro o morterete que en España adoptaron los visigodos usándolo también por lo que parece la mujeres y también usaron unos gorros o bonetes de piel. Cuando en el siglo VI se hizo la fusión de nuevos usos con las tradiciones romanas fue muy común una forma de gorro puntiagudo semejante al frigio para los hombres pues las mujeres llevaban velo flotante o capucha. En Francia, en tiempo de Carlo Magno, siguió usándose el morterete por las personas de las ciudades en tiempo de invierno y parece que el mismo emperador lo llevo pues es sabido que fue muy senillo en sus costumbres. Durante el siglo IX, los gorros al estilo frigio y los bonetes alternaban con los capuchones en el traje de los donceles. En documentos del siglo X, se habla de capillos y pilos y por aquel mismo tiempo los monjes cluniacenses llevaban en invierno por licencia de sus estatutos cogullas, capillas y gorras de piel. En el siglo XI, en Francia, se ve en los bajorrelieves y en las viñetas de los manuscritos un casquete semiesférico sin reborde junto con un sombrero semejante al pétaso. Por este mismo tiempo, las españolas llevaban una especie de gorro alto y de tela rizada del tipo de las cofias usadas en el siglo X. Los hombres llevaban capillas, almuzas, bonetes encasquetados que debían ser de la misma forma a los ya indicados en Francia.

Wahlström & Widstarnd - Stockholm - Stone from När, Sweden 

Hacerse un gorro

Un casco solo no protegerá tu cabeza, también se necesita una gorro de lana o lino. Todo lo que se necesita para hacerlo es conseguir alguna piel de cordero (una piel no muy gruesa) o Lana/Lino, unas buenas tijeras, una aguja para cuero, y algún hilo. Las agujas para el cuero tienen los puntos triangulares que cortan el cuero mucho más fácilmente que una aguja normal. Si sin embargo, la piel es demasiado resistente, entonces tocará utilizar una lezna (o en su defecto un sacabocaos, jeje).


El modelo de gorro que puede verse encaja en la mayoría de la gente, (la base del gorro son varios triángulos cosidos), si se tiene un enorme o diminuto cráneo se deberá aumentar o disminuir respectivamente.

Se recomienda que antes de cortar la tela se coja cartón o periódico y se recorten y ajusten las piezas para tener las medidas exactas. Presente estos sobre el lado de ante de su piel de cordero y a marcar y cortar.

Una vez hecho esto se deben coser los pedazos juntos empezando por la corona (el final puntiagudo del gorro) y trabajando hacia abajo. En un principio Se debería coser por el lado lanoso para después volverlo del revés, pero la lana tiende a coger en el hilo, así que puede que mejor se cosa por el lado del ante de la piel. Finalmente cortar el sobrante.




Se puede llevar el gorro solamente como un sombrero, y es bastante espectacular si se gira el final levantado el forro de piel. Un Vikingo fue representado llevando un sombrero similar sobre el dintel de puerta de iglesia Gol en el Norte Jutland.









Vista lateral de Hood vikingo
Vista frontal de Hood vikingo
 
Fuente: Thevikingsonline.org.uk & Othala Craft & Jelldragon 

sábado, 5 de febrero de 2011

Vivenda en el Norte: La Casa Vikinga

Los vikingos de Escandinavia construían principalmente con madera, aunque la piedra y el tepe también se usaban en algunas zonas, particularmente en Noruega. No queda nada de las propias casas sobre el nivel de la tierra, y por lo tanto tenemos que fiarnos de la interpretación y reconstrucción de pruebas arqueológicas, recuperadas mediante la excavación, para hacernos una idea de los edificios en los cuales vivían los vikingos. Por ejemplo, las huellas de agujeros de postes en la tierra (que se distinguen del suelo circundante por diferencias de color y textura) permiten a los arqueólogos calcular la longitud y el plano de un edificio construido con madera. La forma básica del edificio era la misma en toda Escandinavia: rectangular, a veces con muros curvos y de longitud variable. Los edificios excavados en Saedding, en Dinamarca, tienen casi cincuenta metros de largo; en Borg, Lofoten, en Noruega, uno incluso llegaba a medir ochenta y tres metros de largo. La anchura, sin embargo, no solía medir más de cinco metros y dependía de las dimensiones de las vigas de madera que soportaban el techo. Éstas eran a su vez soportadas por dos filas de postes que recorrían la longitud del edificio y lo dividían longitudinalmente en tres secciones, que consistían en una nave central y dos naves laterales bastante más estrechas. Sin embargo, a veces los postes estaban encajados en los muros y éstos entonces soportaban los extremos de los pares del tejado. Esta última disposición proporcionaba un espacio interno ininterrumpido y predominaba hacia finales de la época vikinga. Las mansiones aristocráticas se habrían parecido probablemente a estos edificios rurales, sólo que habrían sido más amplias y más ricamente amuebladas. La longitud inmensa de la casa de Borg sugiere que fue la vivienda de un jefe. No se ha excavado ninguna mansión real con la posible excepción de los edificios en los fuertes reales del siglo X en Dinamarca.

 
En Dinamarca, los bosques de hoja caduca proporcionaban robles para construir el armazón de las casas y avellanos y sauces para tejer los paneles de mimbre que llenaban los espacios entre los postes verticales de los muros. Éstos se cubrían luego con una mezcla de arcilla y estiércol para que resistieran a la intemperie. Este tipo de relleno se conoce como zarzo y revestimiento. Los edificios en los fuertes reales tenían muros de madera sólida, pero éstos no se han descubierto aún en ningún establecimiento agrícola; requerían grandes cantidades de roble y probablemente estarían por encima de las posibilidades del granjero medio.
No hay muchos robles en Suecia y Noruega, salvo en el extremo meridional y por eso las maderas blandas, de coníferas, se usaban para la construcción. Éstas proveían largas y rectas maderas horizontales que se apilaban una sobre otra y tenían muescas en las esquinas para formar juntas sólidas. La longitud de cada edificio dependía de la de los troncos del árbol disponibles, y por eso estas casas consistían a menudo en series de habitaciones independientes juntadas por los extremos para formar un solo bloque. Sin embargo, a veces la granja consistía en varios edificios dispersos, cada uno con su propia función. Las maderas más bajas de los muros descansaban generalmente sobre una fila de piedras que formaban una solera y esto impedía que se pudriera la madera con el suelo mojado. La solera también pudo haber soportado un suelo de madera, que de este modo habría estado aislado y protegido de la descomposición. Las soleras de piedra son a menudo toda la prueba que queda de los edificios en un asentamiento rural.


Un extremo de las casas vivienda se usaba como granero para almacenar los cultivos o se tabicaba en cuadras para el ganado. Vivir bajo el mismo techo que los animales les proporcionaba una fuente de calor para los habitantes. Así también se aseguraban de que sus animales estaban a salvo de los ladrones de ganado, pues el ganado era una riqueza considerable. Los cuartos habitados de la casa tenían un hogar en medio del suelo para dar calor, luz y medio de cocina. No había chimeneas y el humo del hogar salía por claraboyas en el techo, que estaba cubierto de paja, tepe o tablillas de madera, según la disponibilidad de materiales locales. Había bancos a lo largo de las paredes. Generalmente eran un parte integrante de la estructura y consistían en lomas de tierra aplanadas y reforzadas con mimbre por delante. Había pocos muebles más y los bancos servían tanto de asiento como de cama. En ellos se hacían trabajos manuales sencillos, como hilar, tejer y hacer cestos, pero algunas granjas tenían edificios separados para las actividades particulares. En Saedding se ha encontrado, por ejemplo, una herrería y muchas granjas tendrían abastecimiento similar para hacer y reparar las herramientas esenciales. Las chozas de suelo hundido que son una característica de las aldeas danesas del período vikingo también pueden haber sido usadas como talleres para tejer, hacer cerámica primitiva y trabajos similares.

Los edificios de las ciudades no necesitaban espacio para almacenar el grano o guardar el ganado, por eso eran más pequeños que los de campo. Las mejores pruebas que tenemos de casas de ciudad provienen de Hedeby, donde las condiciones anegadas han conservado los cimientos y las partes más bajas de los muros de edificios de madera, e incluso el aguilón completo de una casa, de unos cinco metros de altura. Las casas de Hedeby eran rectangulares, de unos doce metros de largo y cinco de ancho. Los muros se hacían con postes verticales y relleno de zarzo y revestimiento y estaban afirmados en el exterior con postes inclinados. Había tres habitaciones; la mayor era la habitación central, que contenía el hogar y las más pequeñas, una a cada extremo, proveían espacio para el almacenamiento y zonas de trabajo para los comerciantes y artesanos de la ciudad que ocupaban esas casas.
Una de las casas de Hedeby contiene un horno en una de las habitaciones más pequeñas, pero los hornos no eran frecuentes en Escandinavia durante la época vikinga y el suministro de una cocina independiente es poco corriente. La mayor parte de la luz dentro de las casas provenía del fuego en la habitación central, posiblemente complementado con lámparas de aceite, pero un par de ventanucos habrían dejado entrar un poco de luz exterior. Unos bancos de tierra con madera por delante estaban colocados a lo largo de los muros junto al hogar; los suelos eran de tierra batida. Las sólidas puertas de madera de las casas podían cerrarse con llave.

Fuente: El Caldero de la Bruja