miércoles, 17 de agosto de 2011

Bricomediemanía, capítulo 2:

Pseudo - Armadura Lamelar versión 1.0

Ante todo toca buscar documentación sobre las armaduras de placas de la época para encontrar los diseños de las piezas y el modo en que debían unirse. 

http://members.ozemail.com.au/~chrisandpeter/lamellar/lamellar.html

Después toca lo que un servidor ha hecho: destrozar ese sistema típico tan conocido de unión mediante placas cosidas superpuestas para intentar un sistema nuevo con placas paralelas. Quizás no tan elaborada y sofisticada como la “original” pero mucho más práctica de realizar manteniendo protección sobre punción y corte (sí, ya sé, al ser paralelas la espada puede penetrar entre ellas a diferencia de las superpuestas, pero de hecho la sujeción y pruebas posteriores han sorprendido bastante y no es tan fácil la punción como parece).

Snorri, el vikingo de 1066 Battle for Middle Earth
Para empezar conseguimos dos planchas de hierro del que cortaremos las múltiples placas a realizar. (antes lo hice en papel vare asegurarme de tener un buen tamaño y medida) Os sugiero que si queréis seguir este sistema de armadura que indico pidáis ya las placas cortadas (os ahorraréis tiempo, trabajo y discos de corte… quizás sale más a cuenta que cortarlo tu mismo)


Una vez tengáis las placas (yo he utilizado unas 90) tocará pulir cantos cortantes de cada una de ellas. Lo que hará que sean diferentes unas de otras dando un aspecto más verídico al asunto :P
Tras esto agujerear las placas (para el diseño que realicé utilicé un sistema muy básico, mucho más básico del encontrado arqueológicamente) y para ello mejor utilizar buenas herramientas. Por ello fui llorando a un familiar que tiene un taller en condiciones y no uno pseudo-improvisado como el nuestro.

Hay tres tipos de placas diferentes:
-         Las básicas para toda la armadura con cuatro agujeros, uno en cada esquina de la placa.
-         Las 12 laterales que conservan los cuatro agujeros de las esquinas más seis horizontales en la parte central para poner los cordones o correas.
-         Y, finalmente, las 4 de los hombros con ocho agujeros en vertical a lo largo de toda la zona central (para coincidir con los agujeros de los extremos de las placas básicas)





Una vez tengáis todos los agujeros hechos hay que acordarse de pulirlos puesto que desgarrarán con el tiempo la ropa y cordones si no lo hacéis.
Pues si ya tenéis las placas hechas, a coser… oh, one moment… a no ser que queráis poner alguna ornamentación tal y como he hecho yo, remachando pequeñas placas de bronce como signo ostentoso de riqueza y poder.




Para mi gusto quería que a la vista, la parte delantera y trasera, se viera un cosido de cordón grueso de cuero en cruz e intentar no dejar nudos en la parte interna/externa derecha para no molestar el brazo que empuña el arma. Su cosido fue bastante improvisado al principio pero luego resultó bastante recio y hacía que las placas se superpusieran un poco en los laterales cerrando así la formación abierta paralela.

Sólo queda poner cordones en los laterales y coser dos tiras de cuero a modo de tirantes para su sujeción en hombros.
El diseño en general es mucho más sencillo que el encontrado de época pero a mi gusto mucho más rudo y estéticamente resultón. Cualquiera con un estatus social muy elevado podría mandar hacer o realizarse (eran muy mañosos estos vikingos) una armadura de este estilo pagando el elevado precio del metal utilizado.
Ahora solamente quedaba portar la armadura al combate para ver su resultado… y el evento de Daroca estaba al caer:

A favor:

-         Resistente: aguanta lo que le eches (me golpearon pecho y espalda con espada resistiendo la prueba)
-         Flexible: la tira de placas que se encuentra en la cintura se dobla hacia delante si te flexionas (cosas de caer por el suelo, jejeje)
-         Estética: no pensaba que quedaría tan chula.

En contra:

-         Peso: no es muy pesada en general. La llevé con la cota sin ningún problema pero el sistema de anclaje de los hombros debe ser modificado. Hay que poner tiras más anchas para repartir más el peso en los hombros (me costó un tirón muscular en hombro izquierdo)
-         Cosido en cuero: estéticamente es brutal pero las piezas acaban moviéndose y separándose con el movimiento brusco y los golpes. Probaré de poner anillas a cambio del cuero a ver que tal va (muy al estilo de la armadura que luce uno de los vikingos en la película – documental 1066 Battle for Middle Hearth).
-         Ataduras laterales: hay que cambiar cordones por correas.
-         Tamaño: la realizada sirve para personas tamaño Standard no para un oso como yo. Añadiré más placas al invento :P




miércoles, 10 de agosto de 2011

Crónica de Daroca 2011



Nadie del Clan pensaba en esta gran gesta aquel caluroso día en que Martín “el ebrio” presentó la diligencia que tan apresuradamente había sido traída en emisario desde el reino de Aragón.
Se requería milicia mercenaria para frenar la incursión de tropas cristianas y, por ello, se pagaba bien. Ricas carnes y especias, excelentes telas, plata, mujeres y bebida y sangre enemiga por doquier. Nada que un buen hombre del norte pueda rechazar.
Martín había reunido a todo el Clan Hávamál pero solamente cinco de sus miembros podrían asistir. Diversos quehaceres y obligaciones apartaban al resto de tal jugoso “manjar de temporada”.
Así, sin más dilación, y tras cargar solo aquello absolutamente necesario, partía Frank “el blindado”, Marthin “el ebrio”, Hrodgar nuestro Översättare, Marth Parexdötter nuestra Húsfreyja y el Jarl Angus que nos dirigiría en combate.

Larga jornada distanciaba nuestro campamento base de Daroca, la ciudad fortificada. Pero nuestros férreos caballos son recios y aguantan bien el camino y, salvo por un pequeño encontronazo con la tribu autóctona llamada “Benemérita”, todo siguió su curso sin problemas.
 Una vez llegamos a los lindares de la población, Martín y Frank realizaron funciones de exploración para encontrar el campamento base aragonés, a su capitán Daniel Blasco (y, como no, las tabernas del lugar) mientras el Jarl descansaba su jaqueca en una improvisada tienda.


Saludar a las huestes amigas y conocer a nuevos compañeros del acero, descargar enseres y montar campamento era nuestra prioridad. Más el cansancio, el hambre y la sed hacían mella en nuestros pequeños y desnutridos cuerpos. Una incursión por la nocturna Daroca era necesaria pero no sin antes realizar efusivos brindis en un gran banquete.

 
Parte de nuestros hombres, a la espera del resto del contingente rezagado, más viejos amigos de batalla y nuestras protegidas del Clan Baira en estas tierras, proseguimos a asaltar la más recóndita y oscura taberna del lugar. Muchos más se nos unieron esa noche donde la rica cerveza y el dulce hidromiel parecían brotar como por arte de magia…






El amanecer sorprendió a algunos de regreso al campamento… inconscientes de que les esperaba una dura jornada de desfiles y batallas.
Apenas dos horas de la llegada nocturna del Jarl habían transcurrido cuando se empezó a llamar a filas a los contingentes del lugar.


Pabellones, yelmos, armas, armaduras, resaca y demás pertrechos debían desfilar por las calles de Daroca sin más dilación:
Los rudos Cancerveros de Aragón, los ebrios de la Orden de la Espada, Ferruza y sus chicos blindados, Eric y Ad Domini Latere, “el que pilla” de los Templarios del comptat de Barcelona, Andreu y las huestes de Medina Yarca, La Mesnada mercenaria de Julio, las hermosas doncellas de Baira, los adoradores del carpintero y Joaquín, los Calatravos del fresco Alcañíz, el Klan del Lobo de la estepa mongol, la Compañía del Norte, Heráldicos de Caspe, la Milicia concejal de la Rioja, Feudorum Domini, militis Dei, Miles Seculi, Arqueros del rey Jaime I, Factio Exul y posiblemente alguno más que no logre recordar en este instante y que nos acompañaron junto al calor, la sed y la ebriedad de Daroca.
Larga travesía la del desfile, presentación de mercenarios y tropas, exhibición de combate a manos de Ferruza, más mucho más largo el regreso al campamento con el entrechocar del gentío. Sólo restaba llenar el buche y un merecido descanso puesto que los enemigos cristianos no dejarían escapar la oportunidad de batallar ese mismo día.












Y así, al atardecer, el clamor del combate podía oírse y olerse en el ambiente (el aliento de resaca también: a nuestro Jarl aún le duraban las consecuencias de la noche daroquense XD)
Sin lugar a dudas Odin estaba de nuestro lado. El fervor de las huestes, el entrechocar de escudos, estandartes al viento, las amenazas e intimidaciones hicieron su efecto. Las bocas de nuestros fornidos hombres espumosas de rabia y locura. Gritos y encomendaciones paganas hinchaban nuestros ya de por sí grandes egos.
Daniel dirigía el combate y nuestras tropas fueron posicionadas en el flanco derecho. Debíamos resistir la embestida con nuestro impenetrable muro de escudos.
Las tropas hispanas intentaron parlamentar pero nuestro general no era de esos que se amedrentan con facilidad así que tras ello prosiguió una lluvia de saetas enemigas sobre nuestro flanco. Nada que nuestros escudos y “narices” no pudieran soportar. Varias cargas más dieron paso al movimiento de tropas y pronto nos encontramos cara a cara con nuestro enemigo. El rugir del acero, el cantar de los umbos, sudor de batalla, gritos, balbuceos y maldiciones… estábamos sin duda en el Valhalla o en su defecto, de camino!
Varios ataques nivelados que hicieron mella en ambos lados. Los jodíos se resistían a morir!! Por ello los capitanes decidieron solucionar tal jodienda enzarzándose ellos mismos en singular combate. Pero los enemigos cristianos lo tenían muy crudo y, tras capturar y asesinar a su caudillo, ¡¡¡la victoria fue nuestra!!!!
Las tropas enemigas recularon y huyeron del campo de batalla dejando tras de sí su hombría, su honor y coraje y llevándose lo único que podían transportar: la humillación de la derrota.


Entonces solo restaba celebrar por todo lo alto tal magna proeza y por ello la población de Daroca al completo organizó un gran banquete amenizado por una representación teatral. Vino, carnes embutidas en pan y gelatinoso postre llenaron barrigas y bocas secas. Más tarde, los famosos juglares de Lurte animaron el comienzo ebrio de una noche más.


El Clan despertó temprano y empezó el embalaje del material para el regreso a casa. Algunos de nuestros integrantes debían realizar un largo camino de regreso y debíamos partir sin dilación.
Un horror tener que decir adiós a los viejos y nuevos compañeros que nos han hecho sentir como en casa, como en familia. Se echarán de menos los abrazos y las risas, los brindis y los empujones, sobretodo las charlas y sentirse un “padawan” entre tanto “maestro”… y, lo más importante: el compartir manjar, batalla y taberna!!! Jajajajajaja
Solamente nos queda agradecer desde el corazón de Hávamál la hospitalidad mostrada, dar las gracias a “Lobo Negros” por portarse como verdaderos anfitriones cargando con el peso de la organización y dar las gracias a la gente del lugar (sobretodo por no denunciar a los borrachuzos que armábamos tanto follón por la población). Ha sido nuestro primer año en Daroca y ha sido genial. ¡¡¡Esperamos poder repetir para el próximo año!!! ;)